14.1.17

Mis cuentos (XII): Una copia fiel...



¡Qué poco en lo qué pensar tiene la gente! pensaba Juan mientras oía la radio en el atasco de cada mañana del puente del Centenario...la radio seguía con su cantinela machacona de testimonios y testigos que aseguraban haber visto un extraño objeto volante la noche anterior...en no sé qué municipio de la Sierra Sur Sevillana, una señora incluso lo había visto aterrizar y despegar...
-¡Trabajad más y dejaos de tonterías! Gritó Juan, y cambió de emisora a una radio fórmula donde sonaba Shakira y su "bicicleta"...

Al llegar a casa derrotado, Mercedes ya había llegado también.
- ¿Ya estás aquí, Amor? ¡Hoy has salido antes!

No esperaron ni a cenar para enfrascarse en una batalla de besos que terminó, cómo no podía ser de otra forma, en la cama haciendo el amor. Le gustó, claro que le gustó, le gustaba tanto Mercedes desde el primer día que la vio... sin embargo...había algo que le había resultado extraño, diferente quizás...
Desde luego, este trabajo le estaba afectando incluso el carácter...ya lo único que necesitaba era que desde la semana pasada hubiesen puesto al gilipollas de Martínez a su lado para hacerlo verdaderamente insufrible...prefirió no pensar en ello...¡además mañana era viernes!

Cenaron, Mercedes insistió en preparar la cena ella, y lo hizo regalándole la ensalada templada de verduras asadas que tanto le gustaba...aprovechó para abrir la botella de un vino de Constantina que había comprado hace un par de semanas, Borboleta, se llamaba ¡Qué maravilla de cena!...

Se ducharon juntos, se acostaron pronto e hicieron de nuevo el amor antes de dormirse...Juan se quedó dormido abrazado a Mercedes y con su cabeza dando vueltas pensando en qué le resultaba extraño de hacer el amor con ella...algo pasaba, lo había notado antes, y ahora de nuevo...pero no sabía qué...

Por la mañana, de nuevo un café rápido, de nuevo el atasco, de nuevo el programa con los avistamientos, de nuevo el enfado, de nuevo Shakira... en el trabajo, de nuevo, el capullo de Martínez y su conversación a grito pelado que versaba hoy sobre los dichosos "marcianos"...

De verdad...

Por fin a casa, y es finde...

Viernes y sábado fueron dos días maravillosos, cena, cine, cena...y mucho hacer el amor de por medio...el domingo, al despertar, Juan ya estaba verdaderamente preocupado...su mente repasa cómo era antes con Mercedes, qué era lo qué echaba de menos... 

Repasando, repasando, repasando, repasando...todo era perfecto, lo qué le hacía, cómo aceptaba, cómo proponía, sus besos, el sabor de su piel, su olor...su olor...¿su olor?...¡Eso era!
¡SU OLOR! A él le encantaba cómo olía Mercedes, máxime cuándo hacían el amor...y ¡juraría que ahora no huele!

La abrazó en la cama, y volvieron a hacer el amor, aunque hay que decir que Juan estaba mucho más pendiente de otra cosa, parecía un lebrel oliendo a Mercedes todo el tiempo...

-¡No huele! (decía para sí), ¡No huele!

- Amor, ¿tú has cambiado de gel o de perfume?
- Jajaja, ¿Yo? No, ¿Por qué?
- No, por nada, por nada...
- Desde luego estás más raro…

Qué mal día pasó, pensativo, observando a Mercedes todo el tiempo...ella hasta terminó enfadándose con él y se fue a la cama...Juan quedó allí sentado en el sofá frente a la tele... y la tele largando programas insulsos...

Cuarto milenio, bienvenidos a la nave del misterio...soñoliento y pensativo, a veces, Juan miraba o atendía a lo qué decía el presentador...
-...entonces... ¿usted cree que el objeto lo que ha hecho es abducir personas? 

¡Es lo único que Juan necesitaba una ración extra de OVNIs antes de mañana en la radio!

-Abducir, no exactamente...han cambiado a muchas chicas por una copia fiel de las mismas...un clon...con el objeto de procrear con humanos...

Cuando un casi iracundo Juan por fin encontró bajo un cojín el mando a distancia que buscaba hacía rato para acallar aquella sarta de tonterías...oyó responder a la experta a la pregunta del presentador.

- ¿Y cómo sabemos si estamos ante una de ellas?
- Es muy fácil: No tienen olor corporal.

El mando cayó al suelo…




Un saludo a tod@s

Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
Gabriel García Márquez (1927-2014) Escritor colombiano.

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