24.3.17

Mis cuentos (XIX): Huele a mañana...


El domingo era un día especial, era el día en que el horno funcionaba e inundaba con su aroma toda la casa, los niños se turnaban para mirar por el cristal para, impacientes, vigilar la evolución de lo que se gestaba dentro... el estrés de la semana, el trabajo que daban cinco críos, y siempre sola, porque qué más le iba a pedir a Juan, si éste tenía dos trabajos ( a veces tres) y en el principal de la fábrica incluso siempre se apuntaba a echar horas extras, deshoras que las llamaba, cómo no iba a ser estresante la semana, qué más le iba a pedir a Juan si hasta cuando estaba ayudaba a los críos a hacer los deberes, o enseñaba a leer a los pequeños que aún no habían entrado en el cole... "todo lo que lleven aprendido cuando entren es una ventaja que llevan, por si no les toca un buen maestro"...mira que le da importancia este hombre al colegio..."tener estudios es la herencia del pobre"..."quien no le puede dejar cortijos a sus hijos lo menos que debe dejarles es la mejor manera posible de que se busquen la vida y lo más preparados posibles para que no los engañen"... e incluso saca tiempo para la política...y el sindicato...que eso de que engañen a sus compañeros porque no saben lo lleva fatal...
En fin que de lunes a sábado en esa casa se comía un guiso de lo que sea, pero que diese para que siete bocas comiesen, una buena ensalada (que para eso venían las lechugas gratis del segundo trabajo en la huerta) y...algo "pa detrás" que si el guiso era cocido, pues "pa detrás...pringá"... o croquetas del puchero...o filetes empanados...o mortadela empanada...o tortillitas de bacalao o...que el milagro ese de los panes y los peces seguro que tenía a una buena mujer detrás con huevo, pan y harina para multiplicar los alimentos...
Pero el domingo no, el domingo todo se volvía más lento...más pausado...Juan sólo trabajaba un rato por la mañana ayudando en la huerta a Cefe y volvía un rato antes de la hora de comer y se tomaba el vino en casa...y siempre había o pollo o besugo hecho al horno con cama de patatas a lo pobre... no era un lujo...pero era casi una fiesta...y la bandeja prácticamente se podía volver a poner en el horno sin fregarla de cómo quedaba de limpia...
Se emocionó, se emocionó mucho y maldijo su suerte de pobres, cuando aquel sábado en que Juan no se encontraba bien y decidió que no podía ir a la huerta y menos a ayudar al pintor... que ya verían cómo cuadraban el mes pero que no podía tirar de su alma ese día...ella, por agasajarle, decidió romper la rutina y puso el horno en marcha para asar un pollo, al comenzar la cocción a desprender aromas su tercer hijo le preguntó:
-¿Mami, pasa algo?
- No, hijo, ¿Por qué?
- Porque es sábado pero huele a mañana.


Un saludo a tod@s

El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños.
Graham Greene (1904-1991) Novelista británico.

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